Hace horas que intento concentrarme.
Me desespera ver mis muuuuchos trabajos todos en el mismo punto: cero.
Estoy en cualquier lado: en su viaje, en la compu nueva, en el mail que no contesté porque no quise, en la tarde en la obra, en las ganas de irme a dormir.
Será posible… el mate se enfrió otra vez.
Por suerte, de entre todas las cosas de mi escritorio surgen las parejitas bolivianas con su ademán de baile y el deseo de escribir.