canutillo

veamos los brillos de la tarde.
exijo la especie que sólo llega volando
frente a unos ojos que no conocen el viento del sur.

de a pasitos me acerco a tu abismo
y tiento al destino.

lo que fue mayo

teníamos la palabra en la punta de la lengua
pero no pudimos.

un gesto apacible nos hundió en el fango

mientras perdíamos de vista el horizonte, pensamos en el barrial en la puerta de la escuela,
en la lluvia y la escarcha.
en el perfume arbolado de la madrugada.

en las hormigas y los ciempiés de fiesta.

el gesto apacible nos aplastó.

y la palabra que era deuda
quedó grito ciego en la soledad de la bahía.

plan III

miran al frente y sus ojos escudriñan los platos sucios y los caminitos plateados de las babosas.
corren el lente para que sólo se vea la ventana y la hiedra verde oscuro.

ellos no saben que la hiedra es venenosa y que lo que muestran es lo que queríamos que vieran.

si hubiera sido

entretanto
hay una espera brutal que cuenta a su favor con mi descuido.

sabes eso

miras por la pestaña curioseando y dejas pasar la palabra justa.
quedan sobre la mesa las ganas y un montoncito de raíces de madreselva.

en tanto

estará la tarde silenciosa hasta que el chasquido de los dedos indique el fin del hechizo.

en ese instante recorrerá una brisa cálida mis huecos
me dejará temblando hasta que sea la noche para vos y para mi.